El 22 de abril es el día marcado por Naciones Unidas con el objetivo de concienciar a la humanidad sobre los problemas de superpoblación, contaminación y la importancia de la conservación de la biodiversidad, es decir, concienciar sobre nuestra Madre Tierra. De este modo, se fomentan las actividades relacionadas con el cuidado y mantenimiento de la naturaleza.
Lo curiosidad de esta efeméride,
no nace de conferencias, sino de las protestas masivas de estudiantes y de
varias movilizaciones sociales, allá por los años 70.
En esta ocasión, en su 54º edición,
el lema es “El planeta contra los plásticos”. Transcribo unas frases de Denis
Hayes, presidente emérito de Earth Day Network:
“Algunos plásticos son letales
cuando se queman; otros transmiten sustancias químicas que alteran las hormonas;
y todos los plásticos pueden matar de hambre a las aves y asfixiar la vida
marina. En todas las fases de su ciclo vital, desde el pozo petrolífero hasta
el vertedero municipal, los plásticos son una plaga peligrosa”.
A esto, añadimos las últimas
investigaciones sobre microplásticos en el líquido amniótico del feto humano, tan
recientes que aún nos queda por aprender qué consecuencias está provocando. Por
ahora sabemos que influyen en procesos de infamación y necrosis celular.
Hemos descubierto que hay
docentes e investigadores preocupados por concienciar y aportar conocimientos
sobre temas relacionados con la naturaleza en las aulas universitarias. Quizás
queramos unirnos a ellos en la causa de potenciar la ética animal como docentes.
Para ello, os aporto enlace para sus próximos talleres:
Finalmente, hemos expuesto en clase experiencias personales relevantes para la concienciación tales como la reforestación de árboles o la colaboración en la limpieza de la naturaleza. También hemos salido al espacio abierto, a intentar descubrir un trocito de naturaleza donde el ruido de los coches apenas deja que escuchemos los pájaros, y donde no podemos oler el aire limpio. Y, sin embargo, si nos concentramos en los sonidos de los pájaros, respiramos muy lento con los ojos cerrados, tocamos las hojas de un simple seto, abrazamos a un árbol o decidimos poner nuestra atención plena en visualizarnos arraigando nuestras raíces y creciendo, nos damos cuenta de que formamos parte de algo más grande, pero que dejamos de percibir diariamente quizás a causa de la rutina...o quizás porque estamos desarraigados de nuestra propia naturaleza…
De nuevo os invito a experimentar
y ser libres de decidir para reconectar. Tenemos que intentarlo.
Os invito a volver a la
naturaleza, para volver a la vida de manera más cercana.
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