El proceso de enseñanza requiere de planeación, creatividad y compromiso, estas labores no se pueden realizar sin la participación de profesores motivados y empoderados, seguros de sí mismos y de la importancia de su labor
“El gesto del profesor valió más que la propia nota de diez que le dio a mi redacción. El gesto del profesor me daba confianza de que era posible confiar en mí […]” (Paulo Freire).
La docencia es, sin duda, la labor más apasionante y con mayor impacto en la formación de individuos. Incluso podríamos afirmar que es mágica.
Al tener tal importancia en el desarrollo de las sociedades, demanda del docente más que solo el dominio de su área de conocimiento y de técnica pedagógica: requiere de desarrollo personal entendiendo que en el aula no solo se encuentra docente con alumnos, se encuentran humanos con humanos.
Ya nos hemos referido a la importancia de las emociones del alumno como un factor que facilita u obstaculiza el aprendizaje; sin embargo, las emociones del docente son igual de importantes. Incluso son un catalizador para el ambiente que se construye en el aula.
- Conciencia de sí mismo
- Autorregulación emocional
- Motivación
- Empatía
- Habilidades sociales
- Estas cinco competencias se pueden dar solo a través de un docente con una autoestima alta.
- Presentación personal
- Planeación de clase
- Empleo de recursos didácticos
- Entusiasmo e interés manifestados
- Secuencia didáctica integral
- Resolución de problemas en el grupo
- Motivación para el aprendizaje del grupo
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